domingo, 19 de julio de 2009

Tranca que estuve ahí…

.. Empezaba saliendo de Potosí, Bolivia. Entre cadenas de montañas muy altas pobladas con casitas de un lado, desiertas del otro. Ese otro lado, quedaba justo enfrente de la ruta donde se estaba produciendo el fenómeno de la tranca. Esta consiste en un medio de protesta, que cerrando el paso de la ruta interrumpe la circulación del transito; con la consecuente fila de colectivos, camiones, mulas, autos, otros animales, personas, entre estos pasajeros, curiosos, grupos de cholas, trabajadores, hordas de choferes de micros, una enfermera que debía llegar a destino al día siguiente, para después de una semana de trabajo viajar en sentido inverso y ver a su familia, policías, militares, y turistas, aunque, a nosotros nos parecía que éramos los únicos ahí de esa especie. Porque cuando uno viaja a un lugar tan distinto del sitio propio, se siente que pertenece a otra especie. El pelo rubio de Javi, la mochila de Manuel y mi ropa comprada en buenos aires, entre otras cosas, lo confirmaban. Recorríamos los lugares de día y viajábamos de noche y ahora esperábamos tomar el micro para pasar nuestra tercer noche en pleno viaje. Viaje, mantas, olor a coca mascada, sudor y ropa, y muchas frazadas, hacía frío en pleno mayo, eso es lo que se siente a esas latitudes.


Nos parecía que todo estaba quieto (una quietud flotando en el aire) y que los retrasos de las salidas serian muy largos. Lo único que tenia movimiento era la información (sobre lo que sucedía, sucedería, quien sabe) que iba y venia desde diferentes fuentes, algunas mas creíbles que otras, aunque a quien se le puede creer si no se conoce a nadie? … A la policía? No, mejor mantenernos lejos de los uniformados. Bah, en realidad nuestro objetivo, era, al principio, dar con los uniformes, los de los choferes de micro. Aunque tampoco ninguno de éstos sabia cuando se iba a levantar la tranca. Y se conjeturaban las más temibles versiones acerca de la salud y posibles borracheras de los dueños del volante. Sobre todo en el grupo de las cholas, que iban de un lado a otro tras algún indicio de certeza. Una de ellas dejó a su hijo en una mantita en el piso, luego de desenroscarlo de su espalda, junto con los otros bultos para poder deliberar mejor. Estaban muy enojadas y los choferes que aparecían en escena las trataban con mucho respeto. No se preocupe señora, cuando sepamos algo le vamos a avisar…
El paisaje era alucinante y caótico. Aparentemente nos quedaban largas horas de espera, si no se reconciliaban los intereses de los reclamadores y los reclamados en el asunto de la tranca. Atardecía cuando llegamos, nos fuimos a recorrer el lugar con Javi, Manu se quedo cuidando las mochilas. Todo nuestro viaje estaba contenido adentro de ellas, y no las perdíamos de vista ni un minuto. Caminamos un poco hasta un montecito y miramos el sol poniéndose al otro lado de la ruta y de la tranca. Sentímos que los últimos rayos nos entraban por la piel, estábamos felices de estar ahí y juntos, a pesar del incierto futuro. Volvimos del pequeño paseo y a Manu le tocaba ir a dar una vuelta. Antes de irse nos enteramos que se corría un rumor, un tigre andaba suelto por ahí… nos pareció raro, pero volvíamos a pensar que en un país y cultura tan diferentes todo puede pasar. Aunque los tigres son de Asia y estábamos en Bolivia. Dudamos si le convenía ir o no, pensamos que lo mejor sería que se quede al menos hasta escuchar otro rumor, que el tigre había sido finalmente atrapado, reducido o algo por el estilo. Conversando mientras tanto, total el tiempo era lo que sobraba, llegamos a conclusiones tales como que, si los bolivianos y los orientales tienen ojos rasgados como cosas en común, la fauna también podría ser otro punto de coincidencia.Y llegamos a otras conclusiones también... que teníamos hambre, estaba empezando a enfriar la tarde, y las cholas cada vez mas revoltosas, yendo y viniendo con sus vestidos y mantas de colores nos generaban un poco de ansiedad. Continuará en entrega semanal...

viernes, 17 de julio de 2009


Camino en la calle, un frio polar, llueve, me visten con una capa violeta impermeable, no me la puedo sacar, por mas que trato..

camino libre aunque con capa,

A traves de la mirada establezco un vinculo con cada ser, Y pienso.. con cuantos seres en un dia hago intercambio de miradas... con muchos...( igual que ustedes).
Ayer acompañe a mi dueña al almacen, como siempre, yo me quedo del lado de afuera del vidrio, mirando. En eso... uy no!! un labrador negro, brilloso y pesado viene hacia mi. Se enamora, obvio. Bueno, me quedo y le juego un poco para darle el gusto, se lo ve tan entusiasmado

en la foto estoy con mi prima samba, en la playa, en el verano del 2009... nina